
El primer paso consiste en hacer el esfuerzo para conseguir una contraparte o socio (partner).
Los criterios para su selección son muy diversos:
– Similar tamaño o población.
– Similares características socioeconómicas (cooperación horizontal).
– Similares problemas.
– Disímiles condiciones socioeconómicas (cooperación vertical).
– Disímiles culturas o creencias.
– Comunidades en crisis.
– Situación de conflicto o posterior a una catástrofe.
– Cercanía o lejanía geográfica.
– Importante colectividad de origen.
La existencia de acuerdos nacionales de cooperación puede facilitar la relación entre regiones o ciudades mediante la asistencia en la búsqueda de socios y el desarrollo de la asociación.
Otra alternativa es emplear los servicios de una ONG o de una consultora especializada que opere como intermediaria y que, además de colaborar en la búsqueda de la contraparte, también lo haga en el proceso de negociación del convenio y en el establecimiento de un completo programa de trabajo.
Es necesario desarrollar un intenso trabajo para compatibilizar las diferentes motivaciones que originan el establecimiento de un acuerdo de cooperación, así como para allanar las posibles diferencias culturales y de idiosincrasias entre ciudades o regiones distantes.
Construir una relación duradera y fructífera con otra comunidad internacional puede ser una de las mas gratificantes actividades que puede encarar una región o una ciudad.
Sin embargo, el proceso de búsqueda de una contraparte especial, que comparta nuestros intereses y metas, resulta intrincado y a menudo complejo y lento. Por lo tanto, la búsqueda debe ser extremadamente bien organizada y emprendida con decisión y planificadamente. A menudo se compara este proceso con un matrimonio. Con esa analogía en mente, siempre es necesario tener muy en cuenta las necesidades de la otra parte para que la relación llegue a buen puerto.
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