El objetivo de este libro escrito por Gustavo Martínez Pandiani, es presentar una visión original y actualizada de una cuestión que, durante las últimas dos décadas, ha generado profundas transformaciones en el campo de las relaciones internacionales. Se trata de la poderosa influencia desarrollada por los medios masivos de comunicación en los tradicionales quehaceres de la diplomacia mundial. En particular, se concentra este trabajo en los significativos cambios que el advenimiento de las cadenas globales de noticias provoca en el modelo clásico del estado-nación.
Merced a una revolución tecnológico-informativa sin precedentes, los medios de masas han irrumpido en la escena internacional con una fuerza avasallante e irrefrenable que les permite hacer caso omiso de las debilitadas fronteras físicas de antaño. Este inédito proceso de globalización mediática liderado por las redes informativas de alcance mundial, sumado a la ampliación y democratización de la participación de vastos sectores sociales en la formulación e implementación de la política exterior de las naciones, pone a numerosos principios y prácticas de la Diplomacia Clásica del siglo XIX al borde de la inviabilidad o, peor aún, de la irrelevancia.En consecuencia, el discurso diplomático se ve compelido a amoldar su terminología característica con el propósito de facilitar la comprensión y valoración por parte de amplios sectores de la población. Así, el desafío que los tiempos contemporáneos imponen a los profesionales de las relaciones internacionales es el de mantener su tradicional comunicación precisa y formal, sin perder por ello la oportunidad de llegar con sus mensajes a los segmentos populares. Esta capacidad de adaptación constituye para la diplomacia de este tiempo un importante diferencial, toda vez que la provee de un instrumento adicional de presión y negociación.
En este sentido, se observa una mayor predisposición por parte de los responsables políticos y funcionarios de carrera de los ministerios de Relaciones Exteriores de diversos países a concebir y tratar a los medios masivos de comunicación ya no como un riesgo a evitar sino como una interesante, cuando no inevitable, oportunidad para la consecución de los objetivos gubernamentales fijados. De este modo surge un inédito ámbito de "diplomacia mediática" que, a la hora de llevar adelante una negociación internacional, agrega una serie de ventajas y desventajas para los estados. Sucede que la existencia de innovadoras tecnologías de la información a escala global aporta a los agentes políticos y de carrera mayor conciencia y pragmatismo acerca de cuáles son las posibilidades y los límites de potenciar comunicativamente la eficacia de la política exterior.
En efecto, la pujante era de la información trae aparejados nuevos actores y problemáticas insospechadas. Y, así como la globalización de la economía empuja a los estados nacionales a un áspero escenario de disputas comerciales, la globalización de las comunicaciones les exige actualizar su capacidad de informar al público y canalizar las inquietudes de la prensa.
Es precisamente esta tendencia a la modernización comunicacional e informativa la que hace relevante indagar, a lo largo de la presente obra, acerca de cuestiones clave para la diplomacia mediatizada del siglo XXI tales como la globalización y el ocaso el estado-nación (capítulo 1), la sociedad de masas y la irrupción de la diplomacia pública (capítulo 2), las cadenas mundiales de noticias y el apogeo de la diplomacia mediática (capítulo 3), la televisión y la audiovisualización de las relaciones internacionales (capítulo 4), las nuevas tecnologías de la información y el umbral de la diplomacia digital (capítulo 5) y los desafíos comunicativos del estado contemporáneo (capítulo 6).
Merced a una revolución tecnológico-informativa sin precedentes, los medios de masas han irrumpido en la escena internacional con una fuerza avasallante e irrefrenable que les permite hacer caso omiso de las debilitadas fronteras físicas de antaño. Este inédito proceso de globalización mediática liderado por las redes informativas de alcance mundial, sumado a la ampliación y democratización de la participación de vastos sectores sociales en la formulación e implementación de la política exterior de las naciones, pone a numerosos principios y prácticas de la Diplomacia Clásica del siglo XIX al borde de la inviabilidad o, peor aún, de la irrelevancia.En consecuencia, el discurso diplomático se ve compelido a amoldar su terminología característica con el propósito de facilitar la comprensión y valoración por parte de amplios sectores de la población. Así, el desafío que los tiempos contemporáneos imponen a los profesionales de las relaciones internacionales es el de mantener su tradicional comunicación precisa y formal, sin perder por ello la oportunidad de llegar con sus mensajes a los segmentos populares. Esta capacidad de adaptación constituye para la diplomacia de este tiempo un importante diferencial, toda vez que la provee de un instrumento adicional de presión y negociación.
En este sentido, se observa una mayor predisposición por parte de los responsables políticos y funcionarios de carrera de los ministerios de Relaciones Exteriores de diversos países a concebir y tratar a los medios masivos de comunicación ya no como un riesgo a evitar sino como una interesante, cuando no inevitable, oportunidad para la consecución de los objetivos gubernamentales fijados. De este modo surge un inédito ámbito de "diplomacia mediática" que, a la hora de llevar adelante una negociación internacional, agrega una serie de ventajas y desventajas para los estados. Sucede que la existencia de innovadoras tecnologías de la información a escala global aporta a los agentes políticos y de carrera mayor conciencia y pragmatismo acerca de cuáles son las posibilidades y los límites de potenciar comunicativamente la eficacia de la política exterior.
En efecto, la pujante era de la información trae aparejados nuevos actores y problemáticas insospechadas. Y, así como la globalización de la economía empuja a los estados nacionales a un áspero escenario de disputas comerciales, la globalización de las comunicaciones les exige actualizar su capacidad de informar al público y canalizar las inquietudes de la prensa.
Es precisamente esta tendencia a la modernización comunicacional e informativa la que hace relevante indagar, a lo largo de la presente obra, acerca de cuestiones clave para la diplomacia mediatizada del siglo XXI tales como la globalización y el ocaso el estado-nación (capítulo 1), la sociedad de masas y la irrupción de la diplomacia pública (capítulo 2), las cadenas mundiales de noticias y el apogeo de la diplomacia mediática (capítulo 3), la televisión y la audiovisualización de las relaciones internacionales (capítulo 4), las nuevas tecnologías de la información y el umbral de la diplomacia digital (capítulo 5) y los desafíos comunicativos del estado contemporáneo (capítulo 6).
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