
Los intercambios de experiencias son procesos de transferencia entre administraciones públicas de lecciones aprendidas y buenas prácticas —que deben ser pertinentes en el contexto de los países que se pretenden aplicar. La transferencia puede ser realizada desde países desarrollados o entre países en desarrollo (cooperación horizontal) a través de la formación no reglada (presencial o a distancia), por medio de pasantías o visitas, mediante la asistencia técnica de expertos o por una combinación de estas modalidades. La finalidad principal de los intercambios de experiencia es la introducción de orientaciones, métodos o procedimientos innovadores de gestión que ya han sido utilizados en otros países. La selección de esta forma de trabajo no es fortuita. Tal como demuestra la experiencia de desarrollo de políticas públicas en países avanzados, no es imprescindible promover grandes cambios estructurales para asegurar que las políticas públicas lleguen a los sectores más desfavorecidos o marginados. En muchas ocasiones, una pequeña modificación en la modalidad de administración de un programa o una institución pública puede ser suficiente para generar círculos virtuosos de inclusión, protección y bienestar. Conocer cómo otras administraciones han abordado problemas similares y cómo han gestionado el cambio puede ser de gran utilidad para emprender procesos de reforma.
La identificación de procesos de intercambio de experiencias puede partir tanto de una solicitud concreta emanada de un gobierno local o regional como de la documentación de una experiencia interesante y encuadrada como una buena practica.
La discusión acerca de si la “demanda” (solicitud) debe generar su propia “oferta” o si la oferta produce demanda es, en este caso, irrelevante. Muchas organizaciones publicas, e incluso nosotros como Consultora, trabajamos en paralelo para detectar solicitudes de intercambio y para identificar experiencias interesantes y potencialmente transferibles. Esta información es analizada de manera continua para formular procesos de intercambio. Lo que resulta importante es que la experiencia a transferir sea considerada útil por las administraciones solicitantes como un mecanismo de apoyo a procesos de cambio, reforma, modernización o mejora en marcha. En otras palabras, aunque la identificación de experiencias exitosas puede inspirar ideas de cambio institucional o político, es preciso evitar la generación de demandas espurias, no fundadas en compromisos político-institucionales claros.
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