
Algunos acuerdos implican una reunión regular de las partes (p. ej., cada tres meses) para evaluar cómo progresa la implementación. El trabajo en estas reuniones será más fácil si hay un plan de implementación claro, así como indicadores para la interpretación de si el acuerdo produce los resultados deseados.
Una alternativa sería la de encomendar la tarea de supervisión a una agencia en particular, a una de las parte del acuerdo o a un cuerpo neutral aceptado por todas las partes (PONTIS Consultora, por ejemplo). Esto debe negociarse como parte del proceso del acuerdo para que las partes sepan a qué atenerse.
Para una revisión mayor del acuerdo sería apropiado, después de un período determinado, evaluar los resultados en relación a los objetivos del acuerdo. Esta puede ser una oportunidad para involucrar a la comunidad y para promover el conocimiento de cómo está funcionando el acuerdo en la práctica.
El alcance de cualquier evaluación del acuerdo tiene que ser convenido al comienzo. Los procesos de evaluación deben asegurar que las diferentes partes cuenten con un modo objetivo de verificar si el acuerdo tiene éxito y que no se van a sacar conclusiones diferentes. Esto puede requerir que la revisión se lleve a cabo de manera objetiva por agencias que no son parte al acuerdo, pero en quienes confían todas las partes.
Las conclusiones del proceso de revisión tienen que ser presentadas de tal modo que permitan la discusión detallada de las razones que dieron lugar a esas conclusiones y de las maneras en que puede cambiarse la implementación para mejorar los resultados finales.
La renegociación de componentes del acuerdo puede ser necesaria para beneficiar la implementación. Por ejemplo, si por cualquier razón algunas partes del acuerdo no están en condiciones de aportar lo comprometido, pueden ser persuadidos de proporcionar otras ventajas en su reemplazo.
Si un acuerdo tiene un término fijo y éste se acaba, puede que sea conveniente evaluar los logros y buscar un segundo acuerdo que lleve las cosas más allá. Aún cuando el acuerdo no haya alcanzado su término, una revisión profunda puede proporcionar oportunidades de renegociación y de mejora de los términos originales. Pueden ampliarse los alcances del acuerdo, pueden agregarse más partes al acuerdo o pueden fortalecerse los mecanismos de aplicación.