
Para definir una ciudad global es necesario recurrir a dos perspectivas: la primera parte de una definición del antropólogo argentino Néstor García Canclini para quién una ciudad global es la que mantiene los vínculos, las relaciones y un alto grado de interdependencia con otras ciudades, países o regiones en el sistema capitalista a partir de un fuerte papel de las empresas multinacionales, de organismos de investigación y consultoría, de una mezcla multicultural de pobladores, un elevado prestigio por la producción de elites artísticas y culturales, y de un alto número de turismo internacional.
La otra perspectiva se refiere a la capacidad global de una ciudad, cuestión que a partir de los aportes teóricos de la socióloga neerlandesa Saskia Sassen ha sido estudiada por el Globalization and World Cities Study Group (GaWC) para especificar cuándo se está generando un proceso de formación de una ciudad global.
La otra perspectiva se refiere a la capacidad global de una ciudad, cuestión que a partir de los aportes teóricos de la socióloga neerlandesa Saskia Sassen ha sido estudiada por el Globalization and World Cities Study Group (GaWC) para especificar cuándo se está generando un proceso de formación de una ciudad global.
En esta forma diferenciada y jerárquica que prevalece en la red, las ciudades latinoamericanas tienen una función determinada en la actualidad. No son centros de poder como Nueva York, Londres o Tokio, pero forman parte activa de esta red donde se produce la acumulación del sistema capitalista, según señala Sassen.
México, San Pablo y Buenos Aires son ciudades denominadas alpha en la terminología de Sassen, son ciudades no esenciales de la red, son ciudades reemplazables. Queda por ver si en medio de la debalce financiera del sistema internacional (y capitalista) esto es una desventaja o una ventaja al fin.
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