
En segundo lugar, existen tres amplios conjuntos de razones para que las unidades sub-estatales participen en este tipo de actividades internacionales: están las razones políticas, las económicas y las socio-culturales (...)
Las motivaciones políticas tienen que ver con las condiciones y el desarrollo institucional de la provincia, con las aspiraciones, percepciones y visiones de sus líderes y con las afinidades políticas y cercanía geográfica.
Los factores económicos, sin duda, constituyen la motivación más fuerte para una acción internacional en los últimos años. Conforme las economías nacionales se han enfrentado a los retos de la globalización, han ido en declive las políticas de desarrollo regional centralizado. Las provincias y regiones han surgido como una plataforma clave de transformación e innovación económica y compiten cada vez más en mercados mundiales sin la cobertura del estado nacional. Estas son cada vez más reconocidas como unidad de producción, cuyo éxito depende de la capacidad de montar un proyecto coherente, explotando las sinergias de los sectores públicos y privados. En algunos casos las unidades sub-estatales se involucran en una feroz competencia por sacarse ventajas mediante la utilización de instrumentos de promoción que impulsen la radicación de capitales y la consecuente creación de empleo, y en otros casos la provincias se ven enfrentadas con la necesidad de reconciliar cohesión social y calidad medioambiental con la competencia en el mercado mundial, en un esfuerzo constante de compromiso y síntesis política.
Otro fuerte incentivo a la actividad externa por parte de las provincias lo proporciona el desarrollo de regímenes transnacionales de libre comercio, como el NAFTA, la Unión Europea, el Mercosur o la proliferación de acuerdo bilaterales, que han tenido como efecto reducir los márgenes de maniobra de los gobiernos provinciales, sometiéndolos a acuerdos internacionales negociados y ratificados por los Estados nacionales.
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