
Si lo hubiere, la oficina de relaciones internacionales o aquel órgano competente en materia de vinculación internacional debe servir de vehículo de las relaciones institucionales entre el cuerpo consular y los diferentes departamentos y organismos públicos del Gobierno, así como organizar actividades que permitan un mejor conocimiento del país y de sus políticas públicas por parte de los diplomáticos.
Hay que recordar, también, que la actividad consular consiste, en gran medida, en prestar apoyo a los ciudadanos del país al que representan. Por tanto, es esencial, entre otras cosas, contribuir para mejorar su capacidad de reacción frente a situaciones de emergencia.
Para ordenar el gran volumen de servicios que el gobierno local presta al cuerpo consular, sería ideal desarrollar un protocolo de actuación (una especie de guía de tramites) que defina mecanismos de interlocución con el Gobierno y oriente a los cónsules acreditados sobre la acción de Gobierno.
Paralelamente, hay que profundizar en la relación directa con los embajadores extranjeros acreditados en el Estado para incidir en su conocimiento de la realidad local y en su implicación en ella.
Como ejemplo de un gran trabajo en relación con el cuerpo consular se puede mencionar al Gobierno del Distrito Federal de México -que anualmente desarrolla la Feria de las Culturas Amigas sobre el Paseo de la Reforma- y al Ayuntamiento de Londres que creó un “Programa sobre familiarización de la ciudad para diplomáticos”, que se trata de un curso especialmente diseñado para que los diplomáticos responsables del área comercial conozcan en profundidad la ciudad y todo su potencial económico y de esa manera se conviertan en un instrumento efectivo para promover los negocios.
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