
Los extranjeros que visiten la ciudad durante los Juegos Olímpicos de agosto se encontrarán con una serie de asombrosas construcciones de diseño futurista. Entre ellas figura un Estadio Olímpico, que se asemeja a un gigantesco nido de aves, una instalación para la natación erigida sobre burbujas y un par de edificios de oficinas negros en forma de torres con inclinaciones de diez grados.
Cuando comenzó a despegar la economía china, hace unos 20 años, paralelamente se inició una transformación de la ciudad. En los últimos años fueron derribadas cantidades de viviendas tradicionales con patios internos, fábricas y grises complejos de departamentos para abrir paso a rascacielos con nombres como “Fortune Plaza,” “Soho” y “Park Avenue”.(...)
Ahora que se avecinan los juegos, se han acelerado los proyectos de construcción y la ciudad está empeñada en presentar una imagen de urbe innovadora, que mira hacia el futuro. Esos proyectos le cambiarán el rostro a una ciudad insípida, que salía perdiendo en la comparación con la cosmopolita Shanghai, donde arquitectos extranjeros adelantan obras desde hace años.
El Estadio Olímpico fue diseñado por la firma suiza Herzog y de Meuron, que transformó una vieja planta eléctrica de Londres en el museo de arte Tate. Es una construcción con forma de tazón, con capacidad para 91.000 personas sentadas, en la que se realizarán las ceremonias de inauguración y clausura, así como las competencias de atletismo. Se le dice “Nido de aves” porque está rodeado de una multitud de ramitas de acero que parecen formar un gigantesco nido. Los conductores generalmente frenan el tráfico cuando pasan por allí, pues les sorprende el diseño y paran para sacar fotos.
Frente al estadio se encuentra el que probablemente sea el edificio más extraño de la ciudad: la instalación que alberga la piscina olímpica. Los diseñadores usaron un material parecido al de los plásticos para envoltorios y crearon 4.000 burbujas translúcidas, llenas de aire y adosadas a una estructura metálica. El material permite que se filtre la luz del sol y que fluya el sonido que hacen nadadores y clavadistas al ingresar al agua.
La nueva sede del canal Central de televisión chino fue diseñada por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, quien diseñó la Biblioteca Pública de Seattle, el local de Prada en Nueva York y la sala de conciertos `Casa da Música de Oporto´. Sus dos torres inclinadas de 37 pisos están hechas con vidrio negro sobre barras de acero con forma de diamante y unidas en su parte alta por una sección horizontal de entre nueve y 14 pisos. Con un poco de imaginación, se las puede comparar con pantalones bermudas.
Otra obra monumental de Beijing es un enorme aeropuerto, con un tragaluz ladeado en un techo arqueado, que se supone reproduce las escamas de un dragón. En el corazón de la ciudad hay una construcción con forma de cúpula, construida con titanio y vidrio, llamada “El Huevo”, que alberga el teatro nacional.
Pero lo cierto es que no todos están contentos con los cambios. “La mayoría de los diseñadores de las instalaciones (olímpicas) son extranjeros y no conocen demasiado la cultura china”, expresó Zhang Song, profesor de la facultad de arquitectura y planificación urbana de la Universidad Tongji de Shanghai. “Tendieron a concentrarse en un estilo surrealista, de vanguardia, posmodernista. Estas cosas sirven a corto plazo, pero, a medida que pasa el tiempo, me pregunto si llegarán a ser consideradas un diseño clásico”, comentó Song.
A pesar de ello los cambios se suceden a un ritmo alucinante.
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